
Sacudió el pasado para vivir el presente,
Las migajas del destino decidieron que no fuera y no fue,
lo envió de vuelta a su cárcel, “a veces gana el que pierde”,
-pensó, con una lagrima en la mejilla-, pero cerro la puerta
y los lobos de su sueños no volvieron a llorar.
Ahora más que nunca un halo de luz toca su estero,
Con frutas de hombres que desafían a dioses,
Sin embargo se sabe que en otro mundo, con otra historia
Y otras gentes, está con el de la forma que aquí nunca pudo estar.
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