E muerto un Domingo

E muerto el Domingo pasado,

desde mi tumba

escribo estas letras desusas,

las transformó en sentido desmembrado

por los vivos que me siguen.

Estoy vivo pero muerto, en un cofre de madera,

en un templo sin dioses, en una armario vacio,

con las venas paradas y la sangre detenida,

el cerebro apagado, y las manos entumecidas.

Quiza el tratado con la muerte me permita olvidar,

mi tieso y frio cuerpo,

te escribo desde acá, mas vivo que vos,

mas latente en todo,

mas sabio que nunca, mas limpio que siempre,

mas valiente que antes, mas austero que de costumbre,

la muerte me sienta extraña como todo

en esta vida, voy a tratar de mimetizarme

en las sombras desdichadas

de mi craneo invisible, impecable, implacable,

por el tiempo de esta semana de muerto

que me hace sentir mas vivo que nunca,

que siempre, que antes, es que es raro ser cadaver,

sin pocilga, sin tiempo, sin sentido, sin muerte, sin vida,

todo mi resucitado cuerpo vuelve a mecerse

y puedo decir una vez mas fui muerto,

un Domingo por razones etereas a mi, a ellos y a todos

los que siguen, estas procesiones temporales sin sentido,

es que primero hay que vivir lo suficiente para morir sin remedio.